Nos levantamos muy temprano para salir a las 7 hacia Stykkisholmur, donde ya tenemos reservados los billetes del ferry y también del coche.
Sale a las 9. El día está gris pero paso la mayor parte del tiempo en cubierta.
Tenemos la esperanza de ver alguna ballena, hemos leído que en ocasiones, en este trayecto, se divisa alguna...pero no tenemos suerte.
Al llegar nos dirigimos directamente al alojamiento y, aunque el chek-in no es hasta las 4 de la tarde, nos dejan entrar. El "sobracargo" es un chico muy guapo y simpático. Esta vez es una cabaña para todas, un poco pequeña pero muy limpia y su precio es la mitad del de Hellisandur. Nos sugiere un baño en una piscina natural que hay muy cerca y hacia allí nos dirigimos. Aunque la temperatura afuera es de 11º, el agua está a 37º. Tiene algas y es muy relajante. Hay un vestuario con duchas y jabón.
Comemos en la cabaña y luego nos vamos a comprar al super ¡que está a 44 km! Aquí es todo más virgen y despoblado, llega poco turismo. Después nos vamos en busca de los frailecillos (puffins), que están en Latrabjarg. El acceso es por una pista de 22 km, en un primer momento en peor estado, pero luego mejora. Al comenzar el trayecto llueve, pero al llegar incluso sale el sol.
Es muy fácil avistar los frailecillos, parece que están acostumbrados a ver gente y ni se inmutan con nuestra presencia.
Tras pasar allí un rato encantador volvemos al alojamiento, a Bjarkarholt.
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