Por ti Volaré

Los aplausos finales son para subir mi autoestima ;) Grazie

miércoles, 1 de agosto de 2018

Islandia 1

Acabo de llegar de la indescriptible Islandia. Toda ella es espectacular. Islandia es agua y verde, pero también es volcánica y a cada paso la naturaleza te lo recuerda. Allí eres consciente de que estás pisando parte del planeta que todavía es joven y está en plena creación. Hay playas de arena negra, fumarolas y volcanes, campos de piedras cubiertos de un musgo amarillento y agua, agua por doquier. A veces a más de 100º, otras fría del deshielo y, en muchas ocasiones a temperatura adecuada para bañarse en pequeñas piscinas naturales en medio de una excursión o al borde del mar.
He pasado 10 días recorriendo todo el oeste de la isla, desde el punto más al sur, la playa de Vik, hasta los fiordos del norte.
Ahora estoy procesando las fotografías, más de 2.000. Iré subiendo una pequeña selección (díficil tarea) poco a poco. He decidido hacerlo siguiendo la ruta y agrupándolas por días, gracias a un pequeño cuaderno de Bitácoras que he llevado conmigo en el que he ido anotando los lugares por los que hemos pasado, va a ser posible. Así es que allá va!

Islandia. 20 de julio de 2018.

Desde el avión, antes de aterrizar, nos llama la atención el estado de la mar, parece una balsa, no se aprecia ninguna ola.
Llegamos a las 2:30 AM, hora local (son 2 horas de diferencia ahora en verano) tras casi 5 horas de vuelo y recogemos la furgo, una que ya teníamos alquilada previamente. Somos 8, la furgo es una Citroen de 9 plazas en las que nos caben bien las maletas, mochila y comida, pero justo. Menos mal que a última hora la cambiamos por la más grande que hubiera.


Como no es de noche comenzamos nuestra ruta por la península de Reykjanes. Visitamos el cabo de Garður, donde hay un faro. Allí me parece ver una ballena!!! Falsa alarma, son rocas en medio del mar, que al ser golpeadas por las olas producen una espuma. Pero sí tenemos el primer contacto con los caballos Islandeses.

Comienza a llover y hace frío y viento, pero eso no nos echa atrás. Vamos bien equipadas: ropa de abrigo, pantalones de agua, capas impermeables, paraguas... Nos dirigimos a Gunnuhver, una humeante zona termal, pero antes de llegar pasamos por un faro que está lleno de aves volando bajo. Es como en la película de Hisckot! Vemos por el suelo polluelos, los pájaros están defendiendo sus crías.





En Gunnuhver hay fumarolas espectaculares que salen de la tierra:






Y aquí conocemos la historia de la bruja Gunnu: Cuenta la leyenda que la bruja quedó encandilada de estas aguas y los habitantes, para deshacerse de ella consiguieron engañarla con una pelota y hacer que cayera en uno de los pozos de agua hirviendo.

También visitamos la zona de Reykjanesveti. Es espectacular, con unos acantilados donde el mar ya comienza a golpear las rocas:




Más tarde visitamos la laguna azul. Aunque está muy explotada turísticamente, es una zona con mucho encanto. Sus aguas azul turquesa te fascinan: 


Es un complejo termal con zona de baño, solariums, tiendas, restaurantes...

Antes de llegar a Reikiavik pasamos por otra zona geotermal, la de Krýsuvík. Y a continuación por el lago de Kleifarvath, que es el más grande de Islandia. Nos confunde, parece el mar, y más con el oleaje que tiene debido al viento:


Ya nos dirijimos al hospedaje en la capital, una especie de albergue donde hemos reservado una habitación de 10 para las 8, con el fin de no tener que compartirla con nadie. Descargamos todo (esto va a ser lo peor, cargar y descargar cada día) y nos vamos a patear la ciudad. La primera parada es en "El viajero del sol", un esqueleto de barco vikingo hecho de acero.



Es precioso, y su localización también lo es, junto al mar y con las montañas nevadas al fondo (ahora escondidas, pero que descubriremos más tarde). Y veremos que este país es un amante de las esculturas, aparecen integradas en el paisaje en el rincón más inesperado. Suelen ser de arte moderno, pero también las hay tradicionales. Después vamos hacia el edificio cultural "Harpa", moderno y espectacular.



También recorremos el casco antiguo y visitamos la iglesia luterana de hormigón blanco que se alza en el corazón de la ciudad.








Regresamos al alojamiento muertas de cansancio, pero con el corazón lleno de nuevas experiencias compartidas.



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