En las horas de la madrugada antes de la salida del sol, existe la costumbre de recolectar hierbas curativas:
Bajo la suave luz de la Luna unas espigas azuladas vibran con el viento, es la salvia. Los pequeños racimos de diminutas flores blancas o rosadas de milenrama se agitan alegremente. Los coloridos ramos de pétalos comestibles de los crisantemos de los prados simbolizan el Sol y la inmortalidad. La hiedra en la Antigüedad era empleada para realizar sortilegios de amor y fidelidad, para protegerse contra la negatividad y para invocar a los espíritus de la Naturaleza. El rusco colocada en las puertas de las casas da protección contra las energías negativas. La artemisa, con propiedades ligadas a los viajes seguros y felices. La más conocida es la hierba de San Juan o hipérico, con ella se alivia la depresión y, según los tratados de magia, protege contra los malos espíritus.
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